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lunes, 6 de octubre de 2025

El tomate que le dio de comer al pueblo de Ingenio

 En los últimos años, como consecuencia de la decadencia del mercado del tomate, cambios en los sistemas productivos y modernización de la maquinaria industrial, los vetustos “almacenes”, ubicados en la periferia de las zonas urbanas (Ingenio, Carrizal y Majoreras-Puntillas) dejaron de tener utilidad, cayendo unos, bajo la piqueta de la demolición para convertirse en comercios, viviendas, fábricas o mercados y otros reutilizados para distintos fines. 

No eran los almacenes especialmente vistosos en el plano arquitectónico, pero cumplieron una labor económica y social en una época de carencias.


El trabajo en los almacenes de tomate favoreció la incorporación de la mujer al mercado laboral. Apartado, clasificación y empaquetado estaban reservados exclusivamente al mundo femenino



Antecedentes

En los últimos años, como consecuencia de la decadencia del mercado del tomate, cambios en los sistemas productivos y modernización de la maquinaria industrial, los vetustos “almacenes”, ubicados en la periferia de las zonas urbanas (Ingenio, Carrizal y Majoreras-Puntillas) han dejado de tener utilidad, cayendo unos, bajo la piqueta de la demolición para convertirse en comercios, viviendas, fábricas o mercados y otros reutilizados para distintos fines. No eran los almacenes especialmente vistosos en el plano arquitectónico, pero cumplieron una labor económica y social en una época de carencias.


El cultivo del tomate y el cambio social


Por su configuración geográfica, no fue el municipio de Ingenio especialmente favorecido en sus zonas de cultivo por su corta franja costera, mientras que en las zonas medias y altas se seguía con las labores tradicionales de productos hortofrutícolas, preferentemente millo y papas en terrenos bajo riego, y cereales (trigo y cebada) y legumbres en el secano. En cambio, por su situación, fue lugar idóneo, escogido por los principales exportadores para establecer sus almacenes de clasificación y empaquetado para la exportación e instalaciones anexas como talleres y fábricas, así como la apertura de innumerables pozos con el fin de extraer aguas subterráneas para el riego. Hasta los almacenes de Ingenio llegaban los camiones cargados de cajas de tomates procedentes de los cultivos de las zonas costeras de Santa Lucía, San Bartolomé de Tirajana y Mogán.


El mundo del tomate alcanza su máximo esplendor por la mitad del siglo pasado, entrando en decadencia a partir de la década de 1970. Muchas familias cambiaron sus trabajos en las labranzas, estableciéndose en las distintas zonas de cultivo a través de contratos de aparcería, malviviendo en míseras “cuarterías”, trabajando en duras jornadas todos los componentes de la familia pero con la recompensa de llevar a casa una buena cantidad de dinero al final de la zafra. 


Otros en cambio especialmente los más jóvenes optaron por el trabajo a jornal en los almacenes cercanos a sus casas, en pesadas jornadas que muchos días se prolongaban hasta altas horas de la madrugada. Antes de las ocho de la mañana grupos de mujeres de “bracillo” bajaban desde Los Molinillos y El Sequero hasta los almacenes situados en la parte baja del casco y desde Carrizal hacia su extremo o a Las Puntillas y Majoreras más alejadas. Los almacenes y la “fábrica de viruta”, representaron una de las pocas salidas laborales cuando los niños terminaban su etapa escolar. La zafra comenzaba en otoño con el “tomate temprano” y terminaba por el mes de mayo.


Almacenes

Reseñamos los almacenes que se crearon en Ingenio que ya forman parte de su historia y que fueron conocidos por el nombre o apellidos de sus dueños, la mayoría con residencia fuera de la localidad. Constaban de una o varias naves de base rectangular con una superficie entre los 500 y 1.000 metros con techo a dos aguas con planchas de zinc. Casi todos los frontis obedecían a la misma línea arquitectónica.



Bonny.- Juliano Bonny Gómez fue el más reconocido y carismático exportador de cuantos se establecieron en Ingenio. La mayoría de la mano de obra dedicada al tomate estaba a su servicio. Dispuso de dos almacenes; el más antiguo situado en el barrio de Las Majoreras y uno de los primeros en esta actividad creado por la empresa inglesa Fyffes; mantiene cierta actividad empresarial y se conserva en buenas condiciones. El segundo, situado en el barrio de la Montañeta fue construido por la mitad del siglo pasado sobre un solar donde se encontraba el único campo de fútbol del casco de Ingenio. Ha sido demolido recientemente y en su lugar se está construyendo un edificio destinado al comercio. Además del almacén disponía de talleres de reparación y depósitos y la reconocida “fábrica de la viruta” donde se elaboraban cajas y seretos, en el paraje del Cardonal en Telde, además de varios pozos.


Benítez.- Ubicado en el paraje de Capellanía en la carretera que desde Ingenio conduce a Agüimes. Fue su promotor y creador el exportador teldense Antonio Benítez Galindo y luego sus hijos, los hermanos Rodríguez Calixto  con muchas personas trabajando de manera irregular o sin cotizarles. Fueron muchos los casos en la época de los 70 y 80. En plena crisis empresarial cambió de dueño, estando en la actualidad sus distintas naves remodeladas, siendo sedes de empresas industriales y comerciales, así como el depósito municipal. 




Verdugo.- Gestionada por José Verdugo Acedo, se localiza en la carretera Ingenio Carrizal. Una vez cesada su actividad fue traspasado. En la actualidad la parte que aún queda en pie se ha convertido en depósito y oficinas de una empresa de bebidas refrescantes; otra parte fue demolida y construido en su solar un grupo de viviendas; quedando una parte del solar restante vacío.




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